Los tebeos que marcaron mi vida #02: Gun Smith Cats

GUNSMITH CATS. Ken'ichi Sonoda. Planeta DeAgostini (Kodansha, 1990).

No hay autor más injustamente olvidado que Kenichi Sonoda. Aunque su carrera se centró más en la animación (si nos ponemos estrictos, solo ha publicado tres títulos), en 1994 su obra más popular, Gun Smith Cats, era lo más molón que se podía leer en este país: una serie sobre dos chicas cazarrecompensas amantes de las armas y dibujadas con un trazo tan afilado que casi cortaba.

Nominada a los Harvey y a los Tezuka, Gun Smith Cats se publicaba en el momento ideal: el mismo año en que se estrenó Pulp Fiction y en pleno hype por el cine de acción asiático (los amantes de la pólvora encontrarán en este cómic una amplia gama de armas de fuego excelentemente reproducidas y con anotaciones a pie de página). En este sentido, la obra de Sonoda tiene el mismo nervio que una peli de John Woo. La vuelta de tuerca era evidente: aquí las protagonistas eran dos chicas. Sí, no era nada nuevo, Shirow, por ejemplo, había hecho lo propio en Ghost in the Shell, Domion Tank Police o Orion. Por no hablar de la Lamu de Takahashi o el anime Bubblegum Crisis, en el que Sonoda, por cierto, trabajó como diseñador de personajes. Pero en Gun Smith Cats, a diferencia de en Dominion o Orion, la exuberancia femenina no está ahí porque sí. Los cuerpos de las dos protagonistas (casi) siempre quedan escondidos bajo trajes pantalón y faldas que no dejan ver nada. Mientras Shirow enseña sin reparo la carne de sus protagonistas para vender más tebeos (recordemos que en una reedición de Ghost in the Shell incluso autocensuró una escena lésbica), aquí el cuerpo femenino funciona con mucha más naturalidad, ya sea en escenas cotidianas o de acción.

La serie, como era habitual entonces, fue maltratada por Planeta DeAgostini con una primera edición de tres volúmenes (apenas 100 páginas en total) que no cerraba casi nada, para ser continuada después en diferentes formatos. Hay que reconocerles, no obstante, que tenían buen ojo.

David G. González





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