Por una crítica de cómic profesional

por David G. González
Llevo nueve años dedicándome a la crítica de cómics. Antes me dediqué a la crítica musical. En ambos mundos, por no decir “mundillos”, he topado con comportamientos similares y vicios peligrosos. Mucho amiguismo y mucho quedar bien. Pero supongo que si no tenemos un mercado de cómics maduro en España, tampoco podemos tener una crítica de cómic madura.

No iba a escribir este artículo. Hace años que me ronda la cabeza, pero pensaba que daba igual, que mucha gente iba a estar en desacuerdo, que habría quien se daría por aludido. Pero sucedió algo que me hizo cambiar de idea. Por primera vez, una editorial (llamémosla P), nos denegó el envío de novedades aduciendo que no les saldría a cuenta dado el número de visitas de nuestro blog.

EL MUNDILLO
Vale. Para los que no seáis del “mundillo”, os voy a explicar cómo funciona esto. A mí me gustan los cómics. Creo que puedo escribir o hablar de cómics así que convenzo a alguien para que me ceda un espacio en su revista de tendencias, o me deje cinco minutos para hablar en la radio o, más fácil, abro un blog y ahí escribo cositas sobre superhéroes. Así que me pongo en contacto con todas las editoriales y les digo que ahora me dedico a esto y que si me pueden enviar “copias para prensa” de sus novedades, de modo que yo pueda leerlas y reseñarlas. A las editoriales les interesa, claro, dado que obtienen cierta publicidad y les cuesta menos que insertar un anuncio.

¿Cómo? ¿Cómics gratis? Muchos os lo estaréis preguntando. Bueno, sí. Cómics gratis, discos gratis, entradas de cine gratis, videojuegos gratis... Sí. Y todos los críticos culinarios comen gratis. Esto siempre ha sido así y siempre había funcionado.

Con la proliferación de medios, y no ya sólo digitales, las editoriales (y las discográficas, y las distribuidoras...) han tenido que atajar al asunto. Hace años que están cerrando el grifo. Cada vez es más común que los sellos te pidan pruebas de que has hablado de sus publicaciones o que has escrito un artículo sobre tal feria. Hace ya unos años el festival de cine de Sitges decidió cobrar a los periodistas por el pase de prensa dado el ingente volumen de acreditaciones que les solicitaban. Ya no llegan discos a las radios, con suerte te mandan un link de Youtube. Algunos incluso quieren que pagues por pinchar su música.

En este recorte, un poco improvisado, quien ha salido peor parado es el bloguero. Sí, porque los hay a puñados. Porque todo el mundo puede abrir un blog.

EL NÚMERO DE VISITAS
Parece muy fácil valorar la repercusión de un blog. Freakyonline tiene unas 700 visitas al mes. No es el blog de cómics más visitado del mundo, lo sé. Y eso siendo consciente de que el “número de visitas” es un concepto desfasado desde la irrupción de Youtube y, sobre todo, las redes sociales. Pero bueno, asumamos que los números son los números.

Yo no he venido aquí a hacerme con la colección de cómics más grande del mundo, en serio. Creo en el cómic como medio artístico y en los medios de comunicación como un servicio público, como generadores de cultura y difusores de conocimiento. Por eso en 2005 puse en marcha This is Not Another Freaky TV Show, un programa de televisión dedicado a la crítica de cómics y realizado con más ilusión que medios. Estuvimos siete años en antena y durante la mayoría de ese tiempo lo hicimos por amor al arte, literalmente.

¿Os estáis preguntando qué hicimos con todos los cómics que nos llegaron durante ese tiempo? Muchos me los quedé. Muchos otros los utilizamos como recompensa a los colaboradores del programa. Otros los llevamos a las bibliotecas públicas. Otros los hemos dado a las personas que creíamos que más los iban a disfrutar. Y la mayoría acabaron siendo reciclados, en serio. Eran malos. Algunos eran muy malos.

Durante todo este tiempo hemos sido benévolos. Tanto con las editoriales como, sobre todo, con los autores nacionales. Hemos defendido artistas cuyos buenos trabajos estaban pasando desapercibidos y hemos intentado hacer poco ruido cuando una obra no cumplía las expectativas. Incluso cuando no cumplía unos mínimos. No hemos hecho sangre y creo que hemos sido honestos.

Todo esto porque creemos en el cómic y nos gusta explicarlo tal y como creemos que es, darlo a conocer, ser didácticos y hacer pedagogía del noveno arte.

UN CÍRCULO VICIOSO
No creáis que se me escapa la perversidad de este “sistema”. Por eso estoy enfadado con P, aunque no se lo he dicho porque creo que publican algunos buenos cómics y queremos seguir hablando de ellos en nuestro blog. También porque creo que no es culpa suya.

Hace unos meses escribimos un artículo sobre uno de los últimos cómics de un autor al que llamaremos H. El cómic nos pareció muy bueno. Además, tenía algunos valores añadidos que lo hacían destacar especialmente. Publicamos el artículo y, como es habitual, se lo hicimos saber a la editorial y también directamente a H. Fue lo más viral que hemos hecho nunca.

Hace poco también publicamos una entrada sobre un tebeo colectivo de la editorial D. La crítica no fue muy buena porque el cómic era muy malo. No dijimos que era “muy malo”, por supuesto. Fuimos buenos. Pero esa entrada pasó desapercibida. Evidentemente, nadie la retuiteó, ni la editorial, ni los autores.

Sé lo que tengo que hacer si quiero tener muchas visitas en mi blog, en serio. Si queréis ser retuiteados y tener muchos “me gusta” en Facebook, tenéis que decir siempre que el cómic es muy bueno. Si es de un autor nacional, mejor. Y si es un tebeo colectivo, aún mejor, porque todos los autores participantes se harán eco. Y sus amigos y familiares. Y entonces las editoriales os enviarán más “copias para prensa”. Poner en el título “tetas” o “porno” también ayuda.

A veces leo la crítica de un cómic, leo que la narración es “brillante” y que el dibujo “es espectacular”, y sé que es mentira. Objetivamente es mentira. En serio, si suena a exageración es una exageración. Lo consulto con otros colegas, los consulto con algunos dibujantes y guionistas, y piensan lo mismo que yo.

Eso no le hace ningún bien al cómic, en serio. Muchos nuevos lectores de cómics se me acercan y me dicen que han comprado esto porque han leído aquí o allá que es muy bueno. Y muchas veces no lo es. Pienso que ese lector leerá ese tebeo, y después ese otro, y con el tiempo pensará que si eso es lo mejor que puede dar de sí el cómic no hace falta seguir leyéndolos, ni mucho menos comprándolos. Es como cuando la editorial N o el salón F regalan tebeos que son basura. Le hacen un flaco favor al cómic.

UNA CRÍTICA CERRADA
Tiempo después hablé con H. Me dio las gracias por la crítica. Le dije que habíamos sido sinceros. Reiteró sus agradecimientos y dijo que le parecía algo muy importante porque hay una crítica establecida del mundo del cómic que estaba dispuesta a no decir nada sobre su tebeo. Sacó a relucir nombres que aquí me voy a ahorrar, pero que tienen un elevado “número de visitas”. Supongo, claro. No conozco los datos.

Yo soy de la primera generación del manga en España. Empecé a leer tebeos con Santuario, Ranma y Grey. Después volví a los superhéroes que había abandonado de pequeño (era la época de Savage Dragon y el mejor Aquaman). Y a partir de ahí, todo lo demás. Creo que no quedamos muchos de esa generación, comparativamente hablando.

No sé si por culpa de eso o gracias a eso, porque miró la cosa desde otra atalaya, me parece que los estandartes de la crítica de cómics en nuestro país están encasillados en lo clásico. Con lo clásico me refiero a un abanico muy pequeño que va desde Hergé a Eisner. Parece como si la repetición de esquemas preestablecidos fuera garantía de calidad y, pero aún, que hay cosas que para este establishment no existen.

En los últimos años estos críticos no se han hecho eco de algunas maravillas que se podrían reivindicar si miedo a equivocarse, como el Romance Killer de Doha, el Super Spy de Matt Kindt o Nadie de Jeff Lemire. Me sorprendió el poco caso que se le hizo a Lo que el viento trae, de Jaime Martín, y, por el contrario, opino que una serie de autores han sido encumbrados desproporcinadamente.

No quiero decir que nuestro blog sea el mejor, ni que merezca más retuits que nadie. Sé a los que nos dedicamos. Y por eso escribo esto.

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